Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, fecha propicia para evaluar las brechas de género. Reconocemos los avances del país en la búsqueda de la equidad, pero la conclusión es generalmente la misma: queda mucho camino por recorrer. En este Blog haremos un breve repaso por algunas brechas en cuatro ámbitos: laboral, educativo, social y en los hogares.
Iniciemos con el ámbito laboral: en todas las áreas del mundo del trabajo la situación para las mujeres es más difícil. Por ejemplo, cada vez que se desacelera la economía y desmejora el desempeño del mercado de trabajo, las mujeres se ven aún más perjudicadas. Si a la economía le va mal, a las mujeres les va peor. Pero si la economía mejora, son menos favorecidas.
Las mujeres en Costa Rica, que representan la mitad de toda la población, son más educadas que los hombres, pues constituyen el 57% de las personas con títulos universitarios. Sin embargo, el mejor perfil educativo no se traduce en mayores oportunidades para insertarse en el mercado laboral. De todas las personas con trabajo en el país, solo el 38% son mujeres. Y del grupo que está desempleado, una mayor parte tiene rostro femenino (54%).
¿Qué sucede con el acceso al empleo? Desde setiembre del 2018 viene creciendo la cantidad de personas en la fuerza de trabajo, es decir, las personas que tienen trabajo o que están buscando, lo cual se ha impulsado por las mujeres. La tasa de participación femenina aumentó de un 42,7% a inicios de 2018 a un 50,8% a finales del 2019, así como la tasa de ocupación (de un 37% a un 42,3%). No obstante, también creció la tasa de desempleo femenina (de un 13,1% a un 16,7%). El gráfico muestra la comparación de estos indicadores con respecto a los hombres, en los cuales es evidente las brechas desfavorables para las mujeres.
¿Cómo es posible que más mujeres trabajan y también hay más desempleadas? Parece contradictorio, pero no lo es. Se están creando más empleos que son ocupados por mujeres, sí. Pero también ocurre que todos los días aparecen más y más personas pidiendo empleo. En otras palabras, en los últimos dos años está creciendo más rápidamente la disposición de las mujeres a participar en el mercado laboral, que la creación de puestos de trabajo.
¿Y cuáles son las condiciones de las que sí tienen empleo? Nuevamente, el balance es desfavorable. Las mujeres tienen mayor presencia en sectores y empleos peor remunerados, muchos de ellos con mayor riesgo de automatización en el futuro cercano. Los servicios domésticos emplean al 17% de las ocupadas, cuyo salario mínimo mensual (199.760 colones) está muy por debajo del promedio de un trabajador no calificado (316.964 colones).
Aunque las mujeres mantienen -en promedio- un mejor perfil educativo que los hombres, los estereotipos de género mantienen alejadas a las niñas de las áreas mejor remuneradas de Ciencias, Tecnologías, Ingeniería y Matemática (conocidas como STEM). El 58% de las personas graduadas en educación y formación técnica profesional son mujeres, pero la mayoría no estudia las especialidades con mejores oportunidades laborales, tal como lo ha señalado la plataforma “Hipatia” del Programa Estado de la Nación.
Dentro de los hogares también se dan brechas. Las mujeres se enfrentan a la desigualdad en la distribución del trabajo no remunerado, es decir, el cuido de personas y las tareas domésticas. Este trabajo lo realizan en su mayoría mujeres, lo que limita su disponibilidad de horas para un trabajo remunerado en el mercado. Según estimaciones del Banco Central de Costa Rica, el valor económico del trabajo doméstico no remunerado en el año 2017 ascendía a 8,3 billones de colones (equivalente a un 25,3% del PIB) de los cuales el 71,4% es aportado por las mujeres. Trabajo poco reconocido en nuestras familias, del que poco se habla en las discusiones políticas.
Otros dos grandes desafíos para las mujeres tienen que ver con la afectación de la pobreza entre las jefaturas femeninas y el riesgo a la violencia por su condición de género. Respecto a la primera, casi la mitad de los hogares pobres por ingresos y multidimensionales están a cargo de una mujer (46% versus 38% entre los no pobres). Además, son hogares relativamente más jóvenes, con mayor cantidad de menores de 6 años, que en mayor proporción no asisten a la escuela, y cuando asisten, tienen alto rezago y exclusión educativa.
¿Es posible revertir esta realidad? Sí, la inversión en la primera infancia, a través de una red de cuido infantil de calidad con enfoque universal, generaría múltiples beneficios, tanto en la niñez como en la creación de empleos femeninos calificados y no calificados. Sin embargo, el panorama es poco alentador. Un estudio realizado para el Informe Estado de la Nación 2019 señala al menos dos retos importantes. El primero está asociado con el aumento de las coberturas, pues al 2019 atendía apenas un 8,3% de la población de 0 a 6 años. El segundo reto es asegurar la sostenibilidad del financiamiento, por cuanto con los recursos actuales no es posible una expansión.
La otra amenaza que enfrentan las mujeres es la violencia. La agresión dentro de los hogares, esencialmente contra las mujeres, niños y niñas produjo en promedio 17 llamadas cada hora al servicio de emergencias 9-1-1 durante el año 2018. La mayor frecuencia se dio las noches de los fines de semana, pues cada 2 minutos recibieron una llamada pidiendo ayuda por estos motivos. El “pico” se da los domingos entre las 6 y 11 de la noche. El “segundo pico” son los sábados entre 7 de la noche y 2 de la madrugada, con un promedio de 21 llamadas por hora.
Según el Ministerio Público y el OIJ, las denuncias interpuestas por infracciones a la Ley de Penalización de la Violencia contra la Mujer constituyeron el tercer grupo de delitos más importantes, con un 9,7% (20.156 casos), 7,5% más que en 2017. El 42% fueron por maltrato, seguidas por el incumplimiento de una medida de protección (28%) y amenazas contra una mujer (violencia psicológica, 26%). Aunque desde el 2007 se promulgó la Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres, desde esa fecha y hasta finales del 2018 se contabilizaron 337 femicidios.
Las persistentes brechas de género no solo perjudican a las mujeres y a sus familias, sino que dificultan que el país pueda lograr mayores niveles de desarrollo y bienestar al desaprovechar todo el potencial humano que tiene la mitad de su población. Como sociedad debemos avanzar en la aspiración de que mujeres y hombres, en igualdad de condiciones y oportunidades, ejerzan plenamente sus derechos, materialicen su potencial, se beneficien y contribuyan al desarrollo nacional.
Referencias
BCCR. Cuenta Satélite del Trabajo doméstico no remunerado. En: https://www.bccr.fi.cr/seccion-indicadores-economicos/cuenta-satélite-del-trabajo-doméstico-no-remunerado
Hipatia. Formación femenina en CyT: un tema de desarrollo, equidad y competitividad. En: https://hipatia.cr/historias
INEC. Encuesta Continua de Empleo. En: https://www.inec.cr/empleo
INEC. Encuesta Nacional de Hogares. En: https://www.inec.cr/encuestas/encuesta-nacional-de-hogares
MTSS. Decreto de salarios mínimos. En: http://www.mtss.go.cr/temas-laborales/salarios/lista-salarios.html
PEN. Informe Estado de la Nación 2019. En: https://estadonacion.or.cr/informes/