miércoles 1 agosto, 2018

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Políticas docentes en Costa Rica: entre la urgencia y los rezagos

Mejorar la calidad de los aprendizajes y habilidades que nuestros niños, niñas y adolescentes necesitan para participar activamente en la sociedad del siglo XXI es, sin duda, el principal desafío que hoy tiene el sistema educativo costarricense. Para enfrentar con éxito ese reto, el país debe colocar las políticas docentes en un lugar central de la discusión pública, siendo que, como lo señalan múltiples estudios nacionales e internacionales, la calidad de los sistemas educativos en el mundo tiene siempre como puntos de partida y llegada la calidad de sus docentes.

Nos referimos a  políticas de atracción, selección, formación, retención y apoyo de los docentes que llegan a las aulas y sobre las cuales un estudio realizado por el equipo técnico del Informe Estado de la Educación y la organización Diálogo Interamericano muestra que Costa Rica tiene importantes rezagos, en un contexto de leyes, procedimientos e instrumentos desactualizados, complejos y poco efectivos.

El estudio buscó responder cuatro preguntas principales: ¿Existen en el país mecanismos que garanticen una instrucción docente de calidad con metas claras, tiempos de clase efectivos y una preparación sólida?; ¿Permiten los sistemas actuales seleccionar a los mejores candidatos a la docencia en las universidades y en el Ministerio de Educación?¿Cuenta el sistema educativo con mecanismos para reconocer a los docentes con mejores desempeños y apoyar a los que tienen rendimientos más bajos?; ¿Tiene el MEP instrumentos efectivos para ofrecer una enseñanza de calidad a los estudiantes más vulnerables?. Los hallazgos revelan que en estos ámbitos Costa Rica no avanza al ritmo en que lo hacen otros países de América Latina y requiere con urgencia revisar las políticas vigentes.

En relación con el logro de una enseñanza efectiva, el MEP ha realizado un notable esfuerzo de renovación curricular, con programas de estudio actualizados en contenidos y enfoques, que establecen claramente lo que se espera del desempeño docente; sin embargo, existe una brecha entre los estándares propuestos y su implementación en las aulas, lo que indica la necesidad de desarrollar mecanismos adicionales de apoyo a los profesores, más allá la capacitación inicial sobre los nuevos planes de estudio.

El bajo uso del tiempo efectivo de enseñanza en las aulas, unido a las desigualdades entre centros educativos que no reciben el currículo completo y las horas previstas en distintas asignaturas, constituyen otro tema urgente de atender. De igual manera, la investigación destaca la poca regulación y control de la calidad de las instituciones formadoras de docentes que ejercen las autoridades educativas, dado que son pocas las carreras acreditadas y no existen, al interior de las universidades, procesos de selección que permitan escoger a los candidatos más talentosos. Este es un asunto particularmente preocupante, en un contexto en el cual la oferta de docentes excede la demanda y la mayoría de los títulos que otorgan las universidades que más gradúan docentes no son garantía de calidad.

En cuanto a los sistemas de contratación y retención en el MEP,  aunque el país ha hecho un significativo esfuerzo por mejorar los salarios de los docentes, mantiene un sistema de contratación obsoleto, del siglo pasado, basado en la antigüedad y la titulación antes que en la idoneidad. A esto se suma la existencia de un complejo proceso de selección en el que intervienen distintos actores (Servicio Civil, MEP, gremios) y en el que, al final, el educador nombrado en propiedad puede rechazar ese nombramiento, restándole poder al MEP para asignar los recursos humanos donde más se necesitan.

En cuanto a los mecanismos de apoyo y acompañamiento hay varios hallazgos interesantes: el MEP no cuenta con programas de inducción para los nuevos docentes, no tiene un sistema de evaluación del desempeño que brinde información clara y oportuna sobre el apoyo que requieren los educadores para mejorar su trabajo en las aulas y, finalmente, no ofrece una capacitación continua que supla las carencias de su formación inicial y les permita una actualización de conocimientos alineada con los temas de fondo y los enfoques de los nuevos programas de estudio.

En síntesis, en materia de políticas docentes Costa Rica no logra generar un círculo virtuoso que articule la selección de los mejores candidatos con una formación inicial de calidad, una contratación que elija a los más preparados, el desarrollo de procesos de seguimiento y acompañamiento en las aulas y una actualización permanente que garantice el crecimiento profesional de los docentes en servicio. Lograr que se dé este círculo virtuoso será clave en los próximos años, para obtener una mejora sustantiva en la calidad de los aprendizajes que el sistema brinda hoy a sus estudiantes. De no ser así, seguiremos estancados y con una educación de baja calidad.

Descargue el estudio “Costa Rica: El estado de políticas públicas docentes”

Román Vega Isabel

Autor:

Román Vega Isabel

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Educación Docentes políticas públicas
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