viernes 9 septiembre, 2022

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¿Logramos garantizar un buen comienzo para la niñez costarricense?

La educación temprana constituye una herramienta fundamental para lograr un buen comienzo en la vida de las personas. Durante los primeros años de vida se aprovecha la ventana del desarrollo en que las personas aprenden con mayor rapidez y tienen facilidad para potenciar habilidades que mejoren sus oportunidades personales, económicas y sociales. En el Día de la Niñez examinamos el acceso de los más pequeños a su derecho fundamental a la educación.

Baja asistencia a preescolar de personas entre 0 y 3 años.  La educación en Costa Rica es obligatoria y costeada por el Estado según indica nuestra Constitución Política. Esto se refuerza en los decretos del MEP que señalan que el Estado debe proveer educación gratuita desde el nacimiento y hasta la educación secundaria (Fernández, 2016). Si bien el país ha hecho grandes esfuerzos por aumentar la cobertura estatal en la educación de niños y niñas entre 4 y 6 años, continúa existiendo una deuda en la educación de las personas de 3 años o menos. Según datos del MEP y las Encuesta de Hogares (Enaho) del INEC, la tasa se cobertura en este grupo de edad ronda el 2,2%, en contraste con el 90% de los niveles de Interactivo II y Transición (gráfico 1).

Gráfico sobre tasas brutas de escolaridad para niveles y ciclos de Preescolar.La educación temprana mejora las oportunidades. Son numerosas las investigaciones que señalan la importancia de la educación temprana para el desarrollo cognitivo y socioemocional de las personas, con impactos directos en el rendimiento estudiantil, el bienestar personal y los beneficios sociales de la educación en términos de seguridad pública, salud y oportunidades laborales de mayor calidad (Chittleborough et al., 2014; Heckman, 2006; Tomalskiet et al., 2013; BID, 2016; Nelson et al., 2007).

La estimulación no se da solo en los espacios escolarizados. Los niños y las niñas aprenden de todas las experiencias y ambientes en los que se desenvuelven, a través de las interacciones con el medio y con sus cuidadores, familiares y pares (Knudsen et al., 2016). Por esta razón aquellas personas que crecen en ambientes poco estimulantes muestran desventajas respecto a quienes lo hacen en hogares donde se les estimula con mayor frecuencia, ya sea porque asisten a un centro educativo o de cuido con personal especializado, o porque el clima educativo en su hogar es alto y esto favorece mejores interacciones y acceso a mejores recursos materiales. En este sentido las personas menores de edad que provienen de hogares vulnerables enfrentan una doble desventaja: por falta de estimulación en el hogar y por la no asistencia a un centro educativo o de cuido. Los estudios revelan que en estas edades se requieren espacios adecuados y estimulantes para que el aprendizaje pueda desarrollarse en todo su potencial y que “ambientes propicios en la escuela pueden contribuir a compensar los menos estimulantes en el hogar, logrando impulsar el desarrollo de las personas que viven en condiciones de desventaja social y económica” (PEN, 2017).

Opciones privadas dominan oferta educativa en menores de 4 años. La matrícula de estudiantes entre 0 y 3 años es baja y concentrada en opciones privadas. Para el 2021, la Enaho reporta 194.735 niños y niñas entre 0 y 3 años, de los cuales solo 4.296 se reportan matriculados en el ciclo Materno-Infantil y, de estos, solo un 0,2% se encontraba matriculado en un servicio público del MEP.

La oferta pública del MEP en preescolar se ha concentrado en la apertura de servicios, principalmente anexos[i], para estudiantes de 4 años en adelante. No ha sucedido lo mismo para quienes tienen entre 0 y 3 años, cuya cobertura es casi nula y asociada a los servicios que ofrece la Red de Cuido. Por su parte el sector privado ha optado por abrir centros independientes[ii] que, actualmente, atienden al 99,8% de las personas entre 0 y 3 años que actualmente asisten a la educación. Entre 2017 y 2021 los centros independientes privados se incrementaron de 80 a 153, mientras que los públicos solo aumentaron de 87 a 91 en el mismo periodo.

Gráfico de instituciones que ofrecen el servicio de preescolar, según dependencia

Esta predominancia de oferta privada no es negativa per se, sin embargo, los costos de matrícula y la localización de los centros, principalmente en el área metropolitana, son barreras para el acceso de estudiantes con menores posibilidades económicas o que viven en zonas rurales y costeras. La falta de opciones públicas profundiza las desventajas de los niños y las niñas que provienen de hogares con entornos educativos más desfavorecidos.

Si bien, los desafíos de la niñez son múltiples, el acceso a la educación temprana encabeza la lista por constituir un derecho fundamental y la principal vía para mejorar las oportunidades de las personas. Garantizar el acceso de las personas de 3 años o menos requiere aumentar la oferta pública, pero el contexto actual dificulta mayores inversiones sin dejar desprovistos otros niveles igualmente importantes para el país.

¿Por dónde empezar? La solución no es sencilla, pero pasa siempre por considerar el acceso y calidad como caras de una misma moneda. Es necesario que el país fortalezca y amplíe las alianzas con la Red de Cuido y los CenCINAI, que ya atienden a poblaciones vulnerables, mediante nombramientos de docentes con formación en preescolar. Si no es posible en el corto plazo aumentar la matrícula de los más pequeños en el sector público, es preciso potenciar la calidad de los servicios que les atienden a partir de los 4 años, de manera que los materiales sean adecuados, las rutinas enriquecedoras, las docentes altamente preparadas y las jornadas extendidas para crear ambientes capaces de compensar el tiempo que el estudiantado  pasa fuera del aula. La educación de calidad garantiza un buen comienzo a nuestra niñez y un futuro promisorio para nuestra sociedad.

 

Referencias bibliográficas

Chittleborough, C. R. et al. 2014. “Effects of simulated interventions to improve school entry academic skills on socioeconomic inequalities in educational achievement”, en Child Development 85 (6). En: <https://bit.ly/3cSdCwE>.

Fernández, A. 2016. Educación preescolar en Costa Rica: historia y situación actual (1860-2015). San José: Departamento de Análisis estadístico, MEP. En: <https://bit.ly/2XyLemF>.

Heckman, J. 2006. “Skill formation and the economics of investing in disadvantaged children”, en Science, 312 (5782). <https://bit.ly/3x2k6jA>.

Knudsen, E., et al. 2006. “Economic, neurobiological, and behavioral perspectives on building America’s future workforce” en Proceedings of the National Academy of Science 103 (27). <https://bit.ly/3BkwOgf>.

Nelson, C. A., et al. 2007. “Cognitive recovery in socially deprived young children: The Bucharest Early Intervention Project”, en Science 318 (5858).  <https://bit.ly/3RlhtBF>.

Programa Estado de la Nación, 2017. Sexto Informe del Estado de la Educación. San Jose: Programa Estado de la Nación, Conare. En: <https://bit.ly/3KREklG>.

Tomalskiet, P., et al. 2013. “Socioeconomic status and functional brain development– associations in early infancy”, en Developmental Science 16(5). https://bit.ly/3KOOqnv.

 

Notas

[i] Los servicios anexos comparten instalaciones, presupuesto y dirección con un centro educativo de primaria.

[ii] Los centros independientes cuentan con recursos propios y una dirección con especialidad en educación preescolar.

 

León Mena Jennyfer

Autor:

León Mena Jennyfer

Lectura crítica

Barquero Mejías Katherine, Durán Monge Esteban, Rodríguez Calvo Susan y Román Vega Isabel

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