La portada del Informe Estado de la Nación 2017 es una tortuga vuelta al revés. Es una imagen incómoda; es una imagen fuerte.
Nuestras portadas siempre procuran contar una historia y, en este caso, quisimos que la metáfora aludiera a un país que en los últimos años ha caminado lento, como la tortuga, en los temas estratégicos del desarrollo humano nacional.
El problema no es solo, sin embargo, que caminemos muy despacio. Es que la posposición de decisiones vitales para nuestro futuro, ese patear el tarro hacia delante por parte del sistema político, ha llevado a una acumulación de riesgos por no atender los problemas estructurales de nuestro estilo de desarrollo.
Esta segunda idea la quisimos plasmar con la postura de la tortuga. Al revés, ella está sumamente expuesta a cualquier amenaza, su caparazón no la defiende. Además, esa incómoda posición no puede mantenerse por mucho tiempo sin que se afecte su salud.
Una tortuga expuesta hará un gran esfuerzo para volver a ponerse en pie. Cuesta mucho volverse al derecho. Nuevamente, la metáfora es que las decisiones que hemos dejado de tomar han elevado el costo de variar el rumbo que llevamos.
Lentitud, vulnerabilidad y creciente insostenibilidad: tres ideas fuerzas que el Estado de la Nación ha venido subrayando acerca de la situación estratégica de Costa Rica y que esta portada procura captar.
Mirado así, la mejora observada en los resultados económicos, sociales y políticos del 2016 e inicios del 2017 no contribuyeron a solucionar los cada vez más apremiantes problemas estructurales de nuestro estilo de desarrollo. ¿Por qué?
Cinco razones.
La primera es que esos buenos resultados son frágiles pues muchos de ellos dependieron del efecto de una inversión social pública que es cada vez más fiscalmente insostenible y sigue observándose una profunda desconexión entre producción y empleo en la economía costarricense.
La segunda es que los Poderes Ejecutivo y Legislativo desaprovecharon una muy favorable coyuntura internacional y nacional, entre 2015 y 2016, para aprobar una reforma en las finanzas públicas y, como consecuencia, el país se enfrenta a una inminente crisis fiscal.
La tercera es que los patrones de urbanización ambiental y económicamente insostenibles detectados en el Gran Area Metropolitana (GAM) se replican en las ciudades intermedias fuera del Valle Central.
La cuarta es que las mejoras en los indicadores de gestión política no superaron el bloqueo en el sistema político sobre los temas estratégicos del país.
Finalmente, pese a la mejora en el contexto político, se evidencia un nuevo y más amplio alejamiento de la ciudadanía respecto a los partidos y el proceso electoral, un evento clave para nuestra democracia.
Por ello, el informe llama una modificación en el estilo de gestión política del país y reitera la necesidad de impulsar acuerdos sobre los temas fundamentales para el bienestar de las mayorías.