Emprender y fundar una startup no es lo mismo. En palabras sencillas, una startup es un tipo de emprendimiento con una particularidad: es intensivo en innovación. Aunque suene casi como un trabalenguas, toda startup es un emprendimiento, pero no todo emprendimiento es una startup. Entonces, se puede diferenciar entre emprendimientos tradicionales y startups. Una no es mejor que la otra, las dos representan caminos para generar valor, empleo, innovar y construir algo propio. Ambas requieren talento, disciplina y visión.
En este artículo exploramos sus diferencias, no para contraponerlas, sino para mostrar que no existe una fórmula única para emprender y que, detrás de esas particularidades, también hay contextos, retos y necesidades de apoyo distintas.
¿Qué es una startup y cómo se diferencia de un emprendimiento tradicional?
Una startup es un tipo de emprendimiento basado en tecnología e innovación disruptiva. Crea un producto o servicio que rompe con lo establecido, para ofrecer una nueva forma de hacer las cosas, que puede transformar o incluso reemplazar a las soluciones que ya existen. Presenta una propuesta de valor innovadora a partir de la aplicación de tecnologías o técnicas novedosas. Puede estar dirigida a mercados tradicionales, pero incorporando un alto componente de innovación -como una FinTech que utiliza tecnología para ofrecer servicios financieros-; o a mercados totalmente nuevos (European Startup Monitor, 2024; Mageste et al., 2024; Riani, 2021, Ries, 2011).
Uno de los ejemplos más famosos de lo que una vez fue una startup es Google. Comenzó en un garaje, con una propuesta altamente innovadora: un motor de búsqueda que organizaba la información de la web de forma más eficiente gracias a un algoritmo llamado PageRank. Luego creció rápidamente gracias a inversionistas ángeles y en pocos años transformó completamente la industria.
Otro aspecto importante para definir una startup es su “juventud”. En general, se trata de emprendimientos de reciente creación, que no superan los 10 años de existencia (European Startup Monitor, 2024; Mageste et al., 2024).
Un emprendimiento tradicional, por su parte, identifica, crea y aprovecha oportunidades de negocio para generar valor. Ciertamente esto también puede implicar cierta capacidad de innovación, pero no exactamente a través del uso intensivo de tecnología. Generalmente, operan en mercados existentes y adoptan modelos ya establecidos, enfocándose en ofrecer productos o servicios que satisfacen necesidades específicas.
En este punto, ya se notan algunas diferencias importantes, pero se puede profundizar en cuatro elementos que ayudan a distinguirlas mejor.
1. Modelo de negocio. Ambos tipos de emprendimiento tienen distintas formas de operar, generar ingresos y crecer. Las startups basan su modelo en la innovación disruptiva y la tecnología, para lograr gran escalabilidad y rápido crecimiento, que genere niveles altos de rendimientos en el menor tiempo posible. Aunque un emprendimiento tradicional también puede ser innovador e incorporar tecnología, no basa su negocio enteramente en la innovación. Además, estos aspiran a generar un flujo de ingresos estable y constante en el largo plazo, tratando de sostener el negocio en el tiempo (Mageste et al., 2024; Cavallo, Ghezzi et al., 2021; Hecht 2017).
2.Alcance. Un emprendimiento tradicional se enfoca principalmente en el mercado local o nacional. Las startups nacen en el ámbito nacional, pero usualmente buscan expandirse a nivel internacional e, incluso, debido a la incorporación de tecnologías, pueden ofrecer un mismo producto o servicio sin limitaciones geográficas.
3.Exposición al riesgo. Invertir en innovación y tecnología disruptiva para tener escalabilidad suele ser una actividad de alto riesgo (Mageste et al., 2024). Y aunque emprender, en cualquier contexto, siempre implica asumir riesgos, en un emprendimiento tradicional el riesgo suele estar en que la competencia sea mejor o que el mercado no esté creciendo. En una startup, además de esos mismos riesgos, se suma uno más: que quizás el mercado ni siquiera necesite lo que se está creando (Riani, 2021).
4.Forma de financiamiento. Ambos tipos de emprendimiento deben resolver el desafío de conseguir el capital inicial para poner su negocio en marcha, pero difieren en la manera en que abordan ese reto. Un emprendimiento tradicionalmente recurre al endeudamiento a través de préstamos bancarios o el uso de ahorros personales, lo que garantiza, a futuro, la propiedad completa del negocio. Las startups requieren un capital para inversión de mayor magnitud, se financian mediante personas inversionistas, conocidas como inversionistas ángeles, que están dispuestas a asumir riesgos altos a cambio de mayores ganancias. Estas personas ofrecen capital semilla o de riesgo, a cambio de una participación accionaria, por lo que al final se convierten en copropietarias de la startup (El Hanchi y Kerzazi, 2020; Hecht, 2017; Mageste et al., 2024; Villalta, 2024).
¿Por qué importa tener clara esta diferencia?
Hay que empezar diciendo que la innovación y el cambio tecnológico tienen un rol central en los procesos de desarrollo de los países (Mageste et al., 2024). Por ello, impulsar emprendimientos, y en particular, startups, es vital en la aspiración de mejorar el bienestar, la productividad y alcanzar una economía basada en el conocimiento.
Entender la diferencia entre ambas formas de emprender, es el punto de partida para diseñar e implementar políticas públicas y redes de apoyo diferenciadas, que atiendan las necesidades particulares de cada una. De hecho, la batería de instrumentos de política para impulsar una startup es muy distinta a la de un emprendimiento tradicional. Las diferencias van desde el diseño de instrumentos financieros -tipo capital de riesgo- en condiciones favorables; programas de desarrollo empresarial especializados de asesoría, incubación y aceleración; el establecimiento de mecanismos para la protección intelectual; hasta el acceso a talento humano altamente calificado y especializado (Santiago, 2023).
¿Qué implica esto para Costa Rica y qué sabemos sobre las startups del país?
Es difícil conocer y seguirle la pista al universo de todas las startups del país precisamente por su naturaleza y dinámica cambiante. Aun así, el Programa Estado la Nación, desde su portal hipatia.cr dedicado a estudiar la ciencia, la tecnología y la innovación, ha hecho un esfuerzo por estudiar los emprendimientos basados en tecnología. Como resultado, ha construido la RedStartUpCR, que integra información en una base de datos de 140 startups fundadas en el país.
Este portal también registra la ubicación y servicios de más de 128 actores del ecosistema de apoyo, entre laboratorios de fabricación y prototipado, centro de trabajo colaborativo o coworking, aceleradoras e incubadoras. Además, registra datos sobre alternativas de financiamiento para emprendimientos innovadores, incluyendo capital semilla y riesgo.
A partir de este estudio hoy sabemos que casi la mitad de estas startups se dedican a la venta de servicios en sectores como tecnologías de información y comunicación (16%), salud (8%) y enseñanza (8%). Para esto, usan todo tipo de herramientas, desde inteligencia artificial y blockchain, hasta bots y drones.
El análisis también evidencia retos. Uno de ellos es la baja participación femenina, solamente el 24% de las fundadoras son mujeres. También identifica sus necesidades más importantes, por ejemplo, apoyo técnico o financiamiento, así como las oportunidades de negocio que buscan para crecer y expandirse (gráfico 1).
Gráfico 1. Requerimientos técnicos de las startups registradas en Red StartUp CR
Fuente: elaboración propia con datos de Red StartUp CR del portal hipatia.cr
Entender bien qué distingue a una startup de un emprendimiento tradicional, conocer las startups del país, a qué se dedican y qué apoyo necesitan, son todas piezas estratégicas de información para tomar decisiones basadas en evidencia, que generen más y mejores emprendimientos costarricenses intensivos en innovación. Son datos fundamentales para diseñar políticas que impulsen startups con el potencial para crear empleos de calidad, resolver problemas locales y globales de forma creativa y mover al país hacia una economía más moderna y basada en el conocimiento.
Referencias bibliográficas
Cavallo, A., Ghezzi, A. y Rossi-Lamastra, C. (2021). Small-medium enterprises and innovative startups in entrepreneurial ecosystems: exploring an under-remarked relation, en Int Entrep Manag J 17, 1843–1866. https://surl.li/bjdnyq
El Hanchi S. y Kerzazi L. (27 de mayo del 2020). Startup Innovation Capability from a Dynamic Capability-Based View: A Literature Review and Conceptual Framework. Journal of Small Business Strategy. https://tinyurl.com/bdnjruxu
European Startup Monitor. (2024). Methodology: https://tinyurl.com/4zxzd3bm
Hecht, J. (2017). Are You Running A Startup Or Small Business? What’s The Difference?, en Forbes. https://tinyurl.com/256cznna
Mageste, S., Plottier, C., Rocha, C. y Saporito, N. (2024). Empresas emergentes (start-ups) en América Latina y el Caribe: una primera aproximación a su identificación y características. Documentos de Proyectos, LC/TS.2023/179). Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Naciones Unidas. https://hdl.handle.net/11362/68855
Programa Estado de la Nación. (2025). La Red StartUp CR. ¿Qué apoyo hay para emprendedores y empresarios? https://startups.hipatia.cr/portal/#/red-startups
Riani, A. (2021). The difference between an entrepreneur and a startup founder, en Forbes. https://tinyurl.com/bdw5uh7z
Ries, E. (2011). The Lean Startup: How Today’s Entrepreneurs Use Continuous Innovation to Create Radically Successful Businesses. Crown Publishing. https://tinyurl.com/mry7y35w
Santiago, F. (2023). El emprendimiento innovador en el contexto de los ODS. [Presentación]. Taller de capacitación virtual para América Latina sobre políticas e instrumentos de política en ciencia, tecnología e innovación para los ODS. https://tinyurl.com/46zhekaw
Villalta, R. (2024). El debate: ¿emprendimiento o startup?. Caricaco. https://tinyurl.com/yp65bzcw