jueves 7 marzo, 2024

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Un año más sin avances en la equidad del trabajo entre mujeres y hombres

En el Día Internacional de la Mujer, cada 8 de marzo, evaluamos los avances y rezagos en el logro de la equidad de género en Costa Rica y el mundo. La principal conclusión, luego de repasar algunos indicadores al 2023, es que se mantienen las brechas históricas, las cuales dificultan que el país pueda lograr mayores niveles de desarrollo y bienestar al desaprovechar todo el potencial humano que tiene la mitad de su población: las mujeres.

En todas las áreas del mundo del trabajo la situación para las mujeres es más difícil. Tienen menor acceso a un empleo remunerado de calidad, algunas porque ni siquiera pueden salir a buscar un trabajo y otras porque laboran en condiciones precarias e inestables, con jornadas extensas dentro y fuera del hogar.

¿Qué sucede con el acceso al empleo? Las mujeres se insertan menos al mercado laboral, tienen más problemas para encontrar trabajo y siguen sin ganar lo mismo que los hombres en puestos similares. Según la Encuesta Continua de Empleo del INEC, a finales del 2023 solo participaron en el mercado laboral el 40% de las mujeres: poco más de 2 millones tenían edad para trabajar, 774.666 estaban ocupadas y 68.865 desempleadas. Un año antes lo hacían el 48%. Y si se compara con los hombres (67%), la brecha es de 27 puntos menos (gráfico 1).

Gráfico sobre indicadores de empleo en Costa Rica en 2022 y 2023

Al cierre del 2023 se registraron 58.000 mujeres ocupadas menos que un año atrás. A su vez, también cayó de manera sostenida el desempleo femenino, que había alcanzado cifras récord en el contexto de la pandemia por covid-19. Entre 2022 y 2023 la tasa de desempleo disminuyó a casi la mitad y atenuó la amplia brecha que ostentaba con respecto a la masculina (gráfico 1). Pero esa reducción paradójicamente no se tradujo en más mujeres ocupadas. Es decir, tenemos menores tasas de desempleo, pero con menos mujeres trabajando remuneradamente.

¿Cómo es posible que haya menos desempleadas y también menos empleos? La razón es que las personas están dejando de buscar trabajo, por lo que el desempleo se reduce porque se están saliendo del mercado laboral. Algunas de ellas porque están cercanas a la edad de jubilación (55 años y más), otras porque las tareas domésticas (como el cuido) les limita salir a trabajar y otras porque no encuentran un puesto de acuerdo con su perfil.

¿Cuántas mujeres trabajan en empleos formales? Al cierre del 2023 una mayor cantidad de mujeres trabajaron en empleos formales que un año atrás (35.000 más) y su peso dentro del empleo femenino aumentó (gráfico 1). No obstante, este resultado es una tendencia del país, pues en los hombres también creció (50.000 más). Es decir, al cierre del 2023 el país tenía 85.000 empleos formales más que un año atrás, de los cuales el 59% los ocuparon hombres.

Estas cifras serían positivas si se estuviera dando una formalización del mercado laboral, con más cantidad y calidad de los empleos. Sin embargo, al analizar qué está pasando con el trabajo informal, el resultado es una baja de 175.000 personas entre 2022 y 2023, mientras que el aumento del formal no llegó ni a la mitad (85.000). El sector de servicio doméstico remunerado fue uno de los más afectados por esa pérdida (48.000 mujeres informales menos).

¿Hay diferencias en las oportunidades laborales que tienen las mujeres madres? Sí, las mujeres que tienen hijos o hijas están en mayor desventaja que el resto. De las mujeres en edad de trabajar, un 73% son madres; pero se insertan menos al mercado laboral (38,8%) que las mujeres sin hijos (45,2%). El nivel educativo de las madres es un factor asociado con la posibilidad de participar en un empleo remunerado. Por ejemplo, solo el 26% de las madres con primaria o menos trabajan o buscan un empleo, cifra que aumenta al 63% entre aquellas que se graduaron de la universidad. A su vez, entre las mujeres de mayor logro educativo, participan más las que no tienen hijos o hijas (83%). Entre las de menor escolaridad, la participación laboral es baja sin importar si son madres o no.

En el empleo femenino, entre las madres son más comunes las ocupaciones no calificadas, las jornadas de menos de 40 horas y los empleos informales, que entre las mujeres sin hijos e hijas. Probablemente muchas de las madres tienen trabajos que les permiten conciliar con su vida familiar (más flexibilidad, pero con menos derechos laborales). Esos obstáculos no solo las perjudican a ellas y a sus familias, sino que llevan al país a un proceso más acelerado de envejecimiento de la población, lo cual se evidencia con la ultra baja tasa de fecundidad (1,3 hijos por mujer), porque cada vez hay menos embarazos y más mujeres que no desean procrear.

¿Cómo afecta el trabajo doméstico no remunerado las brechas entre mujeres y hombres? Una de las principales limitaciones que tienen las mujeres, especialmente las que son madres, para vincularse al mercado laboral, es que sobre ellas recae la mayor parte del trabajo doméstico no remunerado. Las tareas de preparación de alimentos en el hogar, limpieza de la vivienda, lavado de ropa y cuidado de personas dependientes (menores de edad, personas adultas mayores o con discapacidad), entre otras, les consumen muchas horas al día, pues dedican más del doble que los hombres a estas tareas. Si, además, esa mujer trabaja de manera remunerada, su carga diaria de horas de trabajo es mucho mayor (gráfico 2).

Gráfico de Tiempo que dedican las personas al trabajo

En el tiempo destinado exclusivamente al cuidado de las personas dependientes, las mujeres asumen una mayor responsabilidad, pues dedican en promedio un 60% más que los hombres. A esta brecha se suma que muchas mujeres destinan horas extras a los cuidados mientras realizan de manera simultánea otras actividades diarias.

En suma, muchas de las brechas en el mercado laboral que perjudican a las mujeres se asocian con factores culturales y sociales históricos, al valorar de manera diferenciada los roles de género en los distintos ámbitos de interacción y reproducir estereotipos. Un ejemplo es la injusta distribución del trabajo doméstico no remunerado, tal y como se demostró con la carga global de trabajo. En este sentido, es importante consolidar una red de cuido con enfoque universal, de alta cobertura y calidad, en la que participen el Estado, el mercado y los hogares, de modo que ser madre o atender personas dependientes no constituya una limitante en las posibilidades de las mujeres de tener autonomía económica y en la que también se beneficie a la primera infancia, sin importar el nivel socioeconómico del hogar.

Como sociedad debemos avanzar en la aspiración de que mujeres y hombres, en igualdad de condiciones y oportunidades, ejerzan plenamente sus derechos, materialicen su potencial, se beneficien y contribuyan al desarrollo nacional.

 

Referencias

INEC. Encuesta Continua de Empleo. En: https://inec.cr/estadisticas-fuentes/encuestas/encuesta-continua-empleo

INEC. Encuesta Nacional de Uso del Tiempo. En: https://inec.cr/estadisticas-fuentes/encuestas/encuesta-nacional-uso-del-tiempo

Morales Aguilar Natalia

Autor:

Morales Aguilar Natalia

Lecturas críticas

Brenes Solano Vera, Jiménez Fontana Pamela, Gómez Campos Steffan, León Mena Jennyfer

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