¿Por qué es importante generar más y mejores oportunidades de trabajo en Costa Rica?
Conseguir un empleo de calidad es una meta complicada para muchas personas. Tener baja escolaridad, ser mujer, joven, vivir fuera del área metropolitana, no tener habilidades digitales (computación), no hablar un segundo idioma o tener alguna discapacidad son barreras importantes para encontrar un trabajo que tenga condiciones laborales adecuadas. Si una persona tiene, simultáneamente, varias de esas características la situación es aún más difícil.
Un buen empleo y una remuneración justa contribuyen al crecimiento económico y bienestar social de un país, reducen la pobreza y la desigualdad, son fuente de financiamiento de la seguridad social, favorecen la autonomía económica, la realización personal, la interacción social y la cotización para una pensión futura. En el Día Internacional del Trabajo, cada 1° de mayo, que conmemora el movimiento obrero y las luchas laborales, es oportuno repasar algunos datos y retos en el mundo del trabajo.
¿Cuál es la situación actual de algunos indicadores laborales?
Entre 2022 y 2023 Costa Rica registró paralelamente menos personas trabajando (91.161) y menos desempleadas (123.201), según la Encuesta Continua de Empleo (ECE) del INEC. ¿Cómo se explica un menor desempleo, y a su vez, menos puestos de trabajo? La razón es que las personas están dejando de trabajar y de buscar un empleo, es decir, se están saliendo (o fueron excluidas) del mercado laboral. Algunas de ellas porque están cercanas a la edad de jubilación (55 años y más), otras porque tienen responsabilidades familiares (como el cuido y las tareas domésticas) o situaciones personales (como asistir a la educación), que les limita salir a trabajar. Por lo tanto, está creciendo la cantidad de personas fuera de la fuerza de trabajo.
Menos personas participan en el mercado laboral. Entre las personas de 15 años o más un 55,2% estaba trabajando o buscando empleo, para una tasa de ocupación del 50,3%, cifras por debajo de las observadas en el período 2010-2019 (gráfico 1).
Tendencia a la baja en el desempleo. Un indicador que se ha reducido de manera sostenida, luego del fuerte aumento que sufrió en el 2020 como consecuencia de la pandemia por covid-19, es la tasa de desempleo que durante el 2023 alcanzó un 8,9%, menor al promedio de la década anterior (9,9%).
Actualmente, las mayores tasas de desempleo las ostentan las personas: jóvenes de 15 a 24 años (21,5%) o de 25 a 34 años (9%). Por nivel educativo, es mayor entre quienes tienen la secundaria completa (11,4%), primaria incompleta (8,7%) o secundaria incompleta (8,6%), la menor tasa la muestra las personas con título universitario (4,3%).
El subempleo también se redujo. Otro indicador con tendencia a la baja es el subempleo, es decir, aquellas personas que trabajan menos de una jornada completa, pero que desean trabajar más horas, el cual pasó de un 10,4% del empleo en 2010-2019, a un 5,7% en el 2023.
Cae el empleo informal y crece el formal, aunque en menor proporción. Al cierre del 2023 el país tenía 85.000 personas ocupadas más en puestos formales que un año atrás, cifra positiva pues son empleos que respetan las garantías laborales (vacaciones, salario mínimo, estabilidad laboral, etc.), contribuyen a la seguridad social (salud y pensiones) y pagan impuestos. El otro grupo relevante son las personas en empleos informales, que carecen de dichas condiciones (precariedad laboral). En este grupo se registra una pérdida de 175.000 personas trabajadoras. Lo ideal sería pasar de lo informal a lo formal, pero eso no está ocurriendo. El aumento de puestos en trabajos con condiciones dignas no llegó ni a la mitad de la reducción ocurrida en los trabajos informales. Y al analizar el perfil de las personas, no hay coincidencia entre los formales con los informales. Una hipótesis es que muchas de las personas que perdieron su empleo informal no están buscando otro trabajo, es decir, se están saliendo del mercado laboral.
El perfil de ese grupo muestra que poco más de la mitad eran ocupaciones no calificadas, mujeres y personas en jornadas parciales; mientras que por actividades económicas, el 30% trabajaba en los hogares como empleadores (es decir, en servicio doméstico), un 24% en el sector secundario (industria y construcción) y un 16% en comercio. Llama la atención que un 41% del empleo informal que se perdió tenía ingresos mayores al salario mínimo, es decir, no eran actividades de subsistencia.
El teletrabajo ha perdido fuerza. La pandemia impulsó prácticas como el teletrabajo, que fue relevante en 2020 y 2021. A finales del 2023 es realizado por una de cada diez personas asalariadas (ECE del INEC). La gran mayoría tiene estudios universitarios (86%) y desempeña funciones profesionales y técnicas. Entre las ventajas de esta estrategia laboral están la reducción del estrés en personas con largos tiempos de traslado, impulsar la descarbonización de la economía, incentivar la productividad laboral, mejorar el clima laboral y reducir algunos costos de operación, entre otros.
¿Cómo incentivar la inserción laboral y generar mejores empleos?
En las últimas administraciones gubernamentales se ha declarado como uno de los pilares de sus planes de desarrollo la generación de empleo y la reactivación económica, pero los logros han sido escasos. Una de las razones es que no se ha dado una conexión entre las políticas económicas, con las productivas y las sociales. Tampoco se han considerado las desigualdades sociales que afectan a Costa Rica, como las territoriales, sectoriales, de género y de conectividad, entre otras, que limitan el acceso a las oportunidades de trabajo en las personas sin el perfil que demanda el sector más dinámico y especializado de la economía (zonas francas, por ejemplo).
Sin afán de ser exhaustivos, con base en las investigaciones del Programa Estado de la Nación, algunas opciones que tiene la política pública para incentivar más y mejores oportunidades de empleos son las siguientes:
Definir una Política Nacional de Empleo con enfoque de género, territorial, sectorial y etario, que trascienda los gobiernos y que sea el resultado de jornadas de diálogos tripartitos (Estado, sector patronal y personas trabajadoras).
Otorgar subsidios e incentivos tributarios temporales a las empresas que tienen alta posibilidad de multiplicar la producción y generar empleos de calidad, para que contraten personas con desventaja laboral, como jóvenes y mujeres (PEN, 2022).
Definir un ente rector en materia de apoyo a las empresas nacionales y de generación de oportunidades de empleo, con las potestades para definir, diseñar, implementar y evaluar las acciones requeridas en estos ámbitos.
Fortalecer las capacidades educativas y la empleabilidad de la población, a través del acceso a la educación formal de calidad y a capacitaciones para adquirir competencias. El primer paso es implementar acciones de corto plazo para afrontar la grave crisis que atraviesa el sistema educativo público (PEN, 2023). La educación y el trabajo digno son herramientas que abren la puerta de la movilidad social.
Consolidar la educación dual como forma de conectar el sistema educativo con el sector productivo, para reducir el desempleo juvenil. Un modelo de educación dual inclusivo podría permitir un mayor aprovechamiento de los distintos recursos y vocaciones productivas con los que cuentan los territorios y de las capacidades de las personas, especialmente en los grupos con más exclusión laboral (PEN, 2022).
Actuar sobre las brechas de género en el mercado laboral. Es relevante diseñar políticas para lograr que las mujeres ingresen al mercado laboral, de la mano con una reasignación de las responsabilidades en el hogar. Por ejemplo, fortalecer la Red Nacional de Cuido para cumplir con el enfoque universal establecido en la Ley 9220 y que los lugares de trabajo tomen en cuenta las necesidades de las familias. Si el Estado no facilita el cuido de la niñez en los primeros años, muchas madres no podrán insertarse en el mercado laboral.
A modo de cierre, para generar más y mejores oportunidades de empleos con enfoque de inclusión social se requieren fuertes políticas de Estado que trasciendan los gobiernos y que tengan como base la vinculación entre los sectores involucrados. El país tiene la institucionalidad y las condiciones para construir una política laboral con esas características. Además, es importante asegurar la sostenibilidad en el financiamiento de las políticas públicas, especialmente del sistema educativo público, acompañadas de mecanismos de evaluación de resultados, de impacto y la rendición de cuentas.
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INEC. Varios años. Encuesta Continua de Empleo (ECE). Estadísticas y fuentes. https://bit.ly/3UguAGV
Meneses, K., Morales, N., Segura, R. 2023. Situación del mercado laboral de Costa Rica en 2022 e inicios 2023. Capítulo 02: Equidad e integración social. Investigación realizada para el Informe Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible 2023. Conare, Programa Estado de la Nación. https://bit.ly/4aTozXP
PEN. 2022. Capítulo 07: debates para el desarrollo: rutas de ejecución para la resolución de las dificultades de generar más y mejores oportunidades de empleo fuera de las Zonas Francas y el GAM. Informe Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible 2022. Programa Estado de la Nación. https://bit.ly/3QozbFN
PEN. 2023. Capítulo 1 Sinopsis. Informe Estado de la Educación 2023. Conare, Programa Estado de la Nación. https://bit.ly/4aQ1KnI