lunes 9 diciembre, 2019

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Creencia en la democracia resiste pese a fuerte pesimismo sobre situación del país

En los estudios de opinión pública existe una máxima que plantea que si las personas perciben la realidad de una determinada manera, esas percepciones serán reales también en sus consecuencias. En otras palabras, si la ciudadanía considera que la situación del país no es buena, sus acciones y decisiones estarán basadas en esa interpretación, más allá de si los datos objetivos respaldan dicha apreciación. Esta máxima aplica en temas como inseguridad, violencia, situación económica y política, y tiene profundas implicaciones en el comportamiento de los individuos.

Para aproximarnos a la manera en la que las personas perciben la situación del país al finalizar la presente década, el Programa Estado de la Nación, en conjunto con el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica[i], realizaron una encuesta sobre la situación del país. La principal conclusión de este estudio es que, a un año de haberse aprobado el plan fiscal y a tres meses de la entrada en vigencia del impuesto al valor agregado –una de las principales innovaciones de la reforma-, predomina un fuerte pesimismo entre los costarricenses. Este pesimismo ha impactado de manera negativa en la confianza de las autoridades de gobierno, pero la creencia en la democracia sigue siendo estable.

Dos de cada tres entrevistados (65%) considera que el país está en crisis económica. Sumado a ello, una amplia mayoría de los consultados reporta estar atravesando grandes dificultades económicas. Al 59% de la población nacional no les alcanza el ingreso que reciben para cubrir sus necesidades. Solamente a un tercio de población les alcanza justo sin grandes necesidades. Además, a la percepción de que atravesamos una crisis económica y a las dificultades para llegar a fin de mes, se combina un efecto perverso: un alto endeudamiento de los ciudadanos. Según los datos recopilados, el 51% de la población nacional tiene deudas, y entre ellos, al 82% de los endeudados les queda poco o muy poco disponible luego de pagar sus deudas.

La combinación de estos tres efectos negativos pone a la ciudadanía en una situación de fuerte vulnerabilidad. En caso de que los malos presagios sobre la situación de la economía se cumplan y experimentemos inestabilidades y turbulencia macroeconómicas, un escenario claramente no deseado, las capacidades de los individuos para afrontar la crisis son menores producto del endeudamiento y los compromisos que restringen el dinero disponible de los hogares. En los años ochenta el país experimentó una severa crisis económica con fuertes y prolongados impactos sociales y políticos, no obstante, en esa oportunidad la ciudadanía no estaba tan endeudada como ahora.  

Las dificultades económicas de las personas y las familias y sus efectos no se limitan al mundo de la economía. En las últimas semanas hemos observado fuertes estallidos sociales en la región latinoamericana producto de la combinación de desatendidos malestares ciudadanos que han desestabilizado a las democracias y a los sistemas políticos. Al respecto, cabe preguntarse si estas malas condiciones económicas son terreno fértil para que Costa Rica experimente situaciones similares a las de otras sociedades. Con la evidencia disponible en este momento, se sabe que la forma en la que los ciudadanos perciben la situación del país ha impactado de manera negativa la confianza de la ciudadanía en los políticos y las organizaciones, pero la adhesión a la democracia sigue estable en los niveles promedio de la última década.

Usando una escala entre 0 y 100 en la que 0 significa ninguna confianza y 100 mucha confianza, los entrevistados que piensan que hay una crisis en el país reportan 25 puntos de confianza en los diputados, 30 puntos en el gobierno y los sindicatos, y 43 puntos en los empresarios. Por otro lado, se indagó el nivel de apoyo a medidas de protesta social en estas circunstancias. Los resultados en esta materia son muy consistentes con análisis previos, pues indican un mayor respaldo a las marchas (51%) que las huelgas en servicios públicos (33%) y a los bloqueos en vías públicas (30%).

Por último, en el estudio se examinó si la mala percepción de la economía y la desconfianza en los diputados y el gobierno ha debilitado la creencia de la ciudadanía en la democracia. En este sentido, en circunstancias adversas los ciudadanos podrían estar dispuestos a legitimar acciones antidemocráticas para salir de la crisis. Al respecto, la buena noticia es que los datos revelan que el malestar con la situación del país no ha minado la adhesión de los individuos con el sistema político, pues el indicador de apoyo a la democracia[ii] se mantiene estable y en niveles similares (58 puntos en una escala 0-100) a los observados en la presente década.

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[i] La encuesta fue a teléfonos celulares con una muestra representativa de todo el país. Se entrevistaron 718 costarricenses mayores de 18 años. Se efectuó los días 4 y 5 de noviembre. El margen de error del estudio es de 3.7%.

[ii] El índice se obtiene al promediar las respuestas a las siguientes preguntas (se utiliza una escala de 1 a 7):¿Hasta qué punto cree usted que los tribunales de justicia de su país garantizan un juicio justo?, Hasta qué punto tiene usted respeto por las instituciones políticas de su país?, ¿Hasta qué punto cree usted que los derechos básicos del ciudadano están bien protegidos por el sistema político de su país?, ¿Hasta qué punto se siente usted orgulloso de vivir bajo el sistema político de su país?, ¿Hasta qué punto piensa usted que se debe apoyar el sistema político de su país?

Alfaro Redondo Ronald

Autor:

Alfaro Redondo Ronald

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