Aprender inglés en primaria: los desafíos que enfrenta la nueva reforma
La enseñanza del inglés como segundo idioma se implementó en el sistema educativo costarricense desde la década de los noventa, sin embargo, 20 años después el país no ha logrado que los niños y niñas desarrollen dicha destreza comunicativa, elemento fundamental para que puedan integrarse con éxito en la sociedad del conocimiento, aprovechar nuevas oportunidades y mejorar la productividad y competitividad del país.
En materia de cobertura, la enseñanza del inglés en primaria ha experimentado avances significativos, en 2017 el 90.5% de los niños y niñas recibieron esta asignatura en su modalidad presencial, sin embargo, persisten brechas importantes en cuya reducción el sistema educativo debe desempeñar un papel protagónico. Algunas Direcciones Regionales Educativas como Coto, Turrialba, Grande de Térraba, Zona Norte Norte y Sulá tienen coberturas inferiores al 80%. En preescolar el reto es aún mayor pues la cobertura es muy baja, en ese mismo periodo fue del 14,7%.
Además de la cobertura, mejorar la calidad de la enseñanza es quizá el principal reto que enfrenta el sistema. Un cambio en la dirección correcta es la aprobación del nuevo programa de inglés vigente desde el 2016, el cual plantea un enfoque novedoso en el que se combinan conocimientos, habilidades y destrezas relacionadas con el saber conocer, el saber hacer y el ser y vivir en sociedad. En esta línea, un avance importante es que por primera vez se cuenta con el perfil de salida del estudiante, el cual al culminar sexto grado debe ser un usuario básico del idioma inglés, lo que implica alcanzar las bandas A1 y A2 conforme lo dicta el Marco Común Europeo de Referencia (MCER).
Para lograrlo se requiere avanzar en áreas como el nivel de dominio del idioma por parte de los docentes. De acuerdo con el último diagnóstico realizado en 2015, y pese a las capacitaciones realizadas por el MEP, aproximadamente un 40% de los docentes y asesores de inglés que participaron en dicha prueba se encontraban por debajo de la banda B1. Según los nuevos programas se requiere como mínimo que sean usuarios intermedios, es decir, que posean el conocimiento necesario para ubicarse en la banda B2 establecida en el MCER, lo que los ubicaría por debajo del nivel requerido para asegurar la implementación exitosa del programa.
Esto genera desafíos tanto a nivel de formación inicial como de formación continua. En el primer caso, existe evidencia de una oferta desigual y con brechas importantes en las mallas curriculares, así se constató en el Sexto Informe del Estado de la Educación. Por ejemplo, en el caso de las universidades privadas solamente se imparten en inglés el 25% de los cursos que conforman el plan de estudios, los planes de estudios no cuentan con variaciones recientes lo que implica desfases con respecto a lo que plantea la nueva reforma, algunas bibliografías datan de la década de los 60’s y prácticamente no se incorporan cursos relacionados con el uso de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) como herramientas pedagógicas, las cuales son fundamentales para la enseñanza de un segundo idioma.
Por otra parte, solamente tres universidades aplican un examen para conocer el nivel del idioma con el que se gradúan sus estudiantes, lo cual dificulta saber si el docente formado es óptimo para implementar de manera exitosa los programas planteados por el MEP en las aulas. Según los datos del Sistema Nacional de Acreditación para la Educación Superior (SINAES) para el 2018, solamente 6 carreras para la enseñanza del inglés se encuentran acreditadas. También, se evidenció una escasa articulación entre el MEP y las universidades privadas hecho que impide realizar avances significativos en materia de capacitación, actualización e implementación de las mallas curriculares.
En el segundo caso, en materia de formación continua, el MEP deberá realizar capacitaciones para mejorar el nivel de los docentes que se ubican en las bandas más bajas, así como mantener y aumentar el dominio del idioma para los que se ubican en las bandas superiores.
Dentro de 6 años será posible visualizar los primeros resultados de la aplicación de esta nueva reforma curricular, cuyo éxito dependerá en gran medida de la calidad de los docentes. Por esto, es transcendental que las universidades revisen el perfil de salida de sus graduados, fortalezcan sus mallas curriculares de cara a lo que plantea el nuevo programa, y evalúen el dominio del idioma inglés de sus estudiantes. Elementos que contribuirían a mejorar la calidad de la enseñanza de un segundo idioma, y el acceso a mejores oportunidades de vida para todos los estudiantes.
Bibliografía
Badilla, 2016. Principales características y desafíos de los nuevos programas de Inglés para I y II ciclo. Ponencia preparada para el Sexto Informe Estado Educación. San José: PEN.
MEP. 2004. Programa de Inglés I y II Ciclos. San José: Ministerio de Educación Pública
MEP. 2016. Programas de Estudio de Inglés para I, II y III Ciclos de la Educación General Básica y para la Educación Diversificada.
Programa Estado de la Nación. 2017. Sexto Informe Estado de la Educación. San José: PEN
MEP. 2014. Memoria institucional 2006-2014. San José: Ministerio de Educación Pública.